🔵Minimizar la deseabilidad social
La deseabilidad social, conocida en el mundo experimental como la necesidad de la persona evaluada de adaptarse a una imagen socialmente y culturalmente deseada a partir de las respuestas que emite en una prueba psicométrica, es un fenómeno altamente común. En la prueba del Socio-emociograma se utilizan varios mecanismos que permiten minimizar su impacto para lograr resultados objetivos y con ello poder realizar intervenciones precisas para el desarrollo tanto de las competencias socio-emocionales, como de las relaciones sociales de los alumnos.
En este artículo describiremos estos mecanismos, pero no sin antes mencionar resumidamente la importancia del desarrollo de las competencias socio-emocionales a nivel mundial, pues esto permite generar una clara idea sobre la universalidad de las mismas y con ello confirmar que los mecanismos utilizados en esta prueba para minimizar la deseabilidad social aplican de la misma manera independientemente al origen del evaluado.
Diversas organizaciones han llegado a definir ciertos parámetros que las futuras generaciones deberían desarrollar en lo personal, académico y profesional para estar preparados y hacer frente a los desafíos y complejidad de un mundo globalizado del siglo XXI. En concreto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) puso en marcha en el año 2005 el proyecto DeSeCo, con el objetivo de clasificar las competencias que las siguientes generaciones deberían desarrollar. Entre ellas destaca “interactuar en grupos heterogéneos”, lo que convierte en crucial la capacidad de relacionarse bien con otros, cooperar, trabajar en equipo y resolver conflictos; estamos hablando de las competencias socio-emocionales.
En la misma línea, el Foro Económico Mundial ha publicado el listado de habilidades que se esperarían de un profesionista para el 2022. Como se puede apreciar en la siguiente imagen, las habilidades propuestas tienen una estrecha relación con un óptimo desarrollo y manejo de las competencias socio-emocionales, que cada vez son más demandadas en el mundo profesional.
Es decir, son las necesidades o, más bien, las exigencias de un mundo globalizado las que demandan el desarrollo de las mismas habilidades y competencias independientes a las particularidades socio-culturales de cada país.
¿Por dónde se deben comenzar a trabajar estas competencias? Desde luego, por los procesos educativos. Motivados por este desafío, Habilmind junto con la Universidad Complutense de Madrid crea la prueba Socio-emociograma que tiene como objetivo evaluar las competencias socioemocionales en el aula y las interacciones entre sus miembros y proponer estrategias de mejora tanto a nivel grupal, como individual.
Para su validación, el Socio-emociograma se ha aplicado a 28,364 alumnos de distintos países: España, Argentina, Colombia, Ecuador, Chile, Guatemala, México, Perú y El Salvador. La prueba ha tenido una gran aceptación tanto en colegios de España, como en los de de América Latina; orientadores, docentes, padres de familia y los propios alumnos se han visto beneficiados con la aplicación del Socio-emociograma.
A continuación, describiremos los mecanismos utilizados para la minimización del fenómeno de la deseabilidad social.
1. Dentro del test se ha incluido el indicador específico de sinceridad emocional con el objetivo de detectar la veracidad de las respuestas emitidas y la validez, por tanto, de sus resultados. No obstante, es importante recalcar que un índice bajo de sinceridad no siempre se debe a un intento consciente de mostrar una imagen diferente a la real, sino que puede también aparecer ante un estilo de respuesta impulsivo, falta de comprensión de las preguntas, dificultad de introspección o escaso autoconocimiento, entre otros. En cualquier caso esta información debe ser tenida en cuenta a la hora de interpretar los resultados del test y, si se diera el caso, la recomendación sería indagar con el alumno el origen de su bajo resultado.
2. El cómic representado al inicio de la prueba (a partir de 4º grado de Primaria) es distinto para cada grado dependiendo de la edad, los intereses y las situaciones de conflicto que se puedan presentar entre los alumnos. Este enfoque es especialmente útil para el control de la deseabilidad social, pues conduce a los alumnos hacia la identificación con situaciones propias de su entorno, invitándolo a opinar sobre la actitud de cada uno de los personajes implicados. Es decir, a través de personajes del cómic se le invita al alumno de manera indirecta (proyectiva) a opinar sobre la situación, de esta manera se evita que emita respuestas inducidas por deseabilidad social, pues "no es él el que está manifestando cierta postura, sino el personaje".
3. Siguiente mecanismo utilizado en la prueba que permite minimizar la deseabilidad social en la medición de las interacciones sociales, es el campo cerrado que evita evadir respuestas al momento de elegir a 3 compañeros para la realización de alguna actividad: intelectual, afectiva o de ocio. Este proceso permite a cada uno de los alumnos de un grupo convertirse en el agente activo en cuanto a la definición de las relaciones dentro de su grupo (influencias y rechazos) basándose exclusivamente en sus preferencias.
Asimismo, en el bloque que evalúa el nivel de integración de los alumnos se pide al alumno evaluado que ubique a todos y cada uno de sus compañeros en alguna de las cestas que representan los distintos niveles de pertenencia al grupo entre los que el alumno puede elegir. Este mecanismo induce a definir voluntariamente el lugar de cada uno de los compañeros (en la escala de integración) y por lo tanto, a ser también definido por los demás a partir de los vínculos formados previamente en el grupo. De nuevo, el hecho de no poder evadir respuesta nos permite minimizar la deseabilidad social en las respuestas.
4. Otro factor que ayuda a controlar la deseabilidad social es la recomendación que hacemos sobre el período de tiempo que se necesita dejar pasar antes de aplicar el Socio-emociograma por primera vez en un grupo. No se recomienda su aplicación antes de 2-3 meses de convivencia entre los compañeros de clase, tiempo suficiente para que los alumnos se conozcan y se formen vínculos de compañerismo.
Es por ello, que aplicar la prueba a un alumno nuevo en el grupo, que aún no conoce lo suficiente a sus compañeros y no ha tenido el tiempo necesario para integrarse, puede arrojar resultados erróneos provocados por la deseabilidad social sesgando de esta manera el resultado grupal; por lo que no se recomienda realizar.
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