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Estilo visual interno

Este estilo tiene las siguientes manifestaciones: captación de la realidad a través de la imaginación y la fantasía; capacidad de visualización, creatividad e inteligencia divergente, donde no hay una sola respuesta. La ensoñación es un estado común de este estilo. “Ve con los ojos de la mente”, lo cual significa que puede transformar la realidad objetiva en múltiples representaciones.

Estilo visual externo

Para este estilo la captación de la información se realiza predominantemente por la vista. Así mismo, comunica pensamientos y sentimientos en términos visuales. Las personas con esta programación neurolingüística son impresionables ante el color, la forma, el movimiento, las figuras, el espacio; se siente atraído por los gráficos de los libros y no por las letras. A este estilo se aplica en todos sentidos la frase: “una imagen dice más que mil palabras”.

Estilo auditivo interno

La preferencia de este estilo es la de captar la realidad por el “oído interno” y a expresar su mundo por ese medio. Este estilo de aprendizaje normalmente no aparece antes de los siete años de edad, pues la posibilidad de diálogo entre los hemisferios cerebrales es muy escasa. Los diálogos interiores son predominantes y se traducen en reflexión, introspección, análisis de la realidad, escrutinio personal.

Estilo auditivo externo

El canal auditivo externo es ampliamente utilizado en el aprendizaje, pues la didáctica tradicional se fundamenta en la comunicación; los profesores suelen transmitir conocimientos sobre todo en forma oral. Las relaciones interpersonales también dependen de la calidad operativa de esta programación neuolingüística, por lo que es de gran importancia su desarrollo. El déficit de atención auditiva genera muchos problemas en el aprendizaje y se debe a que el ingreso de la información por este canal es intermitente, ocasionando pérdida de datos importantes y provocando que el flujo de la información no sea constante.

Estilo kinestésico interno

Esta programación neurolingüística se refiere a “los movimientos de las emociones”; capta la realidad y se comunica sobre todo por el canal emotivo, que filtran la información que recibe y que expresa. Dado que las emociones no siguen una lógica racional, es posible encontrar reacciones emotivas opuestas en un rango escaso de tiempo. Según el nivel de esta programación, así serán los efectos en el aprendizaje y en la conducta.

Estilo kinestésico externo

El kinestésico externo procesa la información a través del movimiento y la experimentación directa. Prefiere tener conclusiones de primera mano. Aprende haciendo, independientemente de los materiales que se utilicen. El trabajo en grupo es un ambiente adecuado para el desarrollo de su estilo. Es la programación que tiene mayores problemas de atención sostenida, pues la inclinación natural al movimiento aleja a las personas de la contemplación activa (concentración) ante la información. Por otro lado este estilo asienta fuertemente lo que aprende por el involucramiento de varios sentidos en la acción.

Foco de atención único y estructurado

Esta preferencia en el foco de atención se caracteriza por estudiar o trabajar en ambientes silenciosos, sin interrupciones, en un solo asunto por vez; en un mismo lugar, con procedimientos rutinarios o metodologías ya probadas, en forma aislada. Su capacidad de atención es alta y de mayor prolongación que el estilo con foco de atención múltiple y flexible. Esta característica es adecuada para el logro de metas a largo plazo y que requieren persistencia o paciencia.

Foco de atención múltiple y flexible

El foco de atención múltiple y flexible permite que la mente atienda simultáneamente varios estímulos sin que predomine uno de ellos o cancele a otros. Esta atención dividida hace que la persona capte superficialmente muchos datos y los relacione de manera rápida; no siente molestia cuando hay ruido a su alrededor; cambia de ambiente sin problema y disfruta la variedad y la diversificación; capta la información de manera global y sintética y toma decisiones con poca información relevante.

Tendencia intelectual concreta

Bajo la influencia de esta tendencia, hay una orientación a las actividades manuales; la “inteligencia práctica” es sobresaliente sobre la académica o teórica; los postulados teóricos o abstractos y los procedimientos generados por cualquier autoridad no son la forma preferida de aprender, sino la experimentación activa y las decisiones basadas en acciones concretas y específicas. Existe una fuerte probabilidad de asumir riesgos y de impulsividad en el análisis de problemas y toma de decisiones.

Tendencia intelectual abstracta

El aprendizaje dependiente de la tendencia abstracta es más efectivo a través de la observación y la reflexión; la capacidad para entender o generar teorías es notables, así como la imaginación; los intereses científicos o filosóficos son evidentes. Bajo planeación o programación, el aprendizaje es muy eficiente, pero no funciona bien bajo presión emocional o urgencia. Gran capacidad para la clasificación y el orden mental, lo cual proporciona organización mental y externa. La objetividad y el realismo plasman su percepción y sus juicios.

Tolerancia ante el esfuerzo y la frustración

El estilo de aprendizaje también contiene ingredientes emocionales como la tolerancia ante el esfuerzo y la frustración. Este mecanismo forma parte de la inteligencia emocional que apoya o deteriora el aprendizaje desde su interior más poderoso. La actitud maestra para formar hábitos positivos es la dilación de la gratificación y la capacidad para enfrentar dificultades o problemas.

Motivación extrínseca

La motivación extrínseca consiste en realizar actividades por los resultados derivados de su intervención y no tanto por la acción misma; si no se vislumbran gratificaciones o sanciones dolorosas, no se involucra en una actividad de aprendizaje. Esta tendencia hace a la persona dependiente del resultado y hace olvidar que el proceso es más importante, porque de él dependen los resultados.

Motivación intrínseca

La motivación intrínseca consiste en el impulso interno para realizar una acción, independientemente de gratificaciones adicionales, como premios o castigos; cuando existe este tipo de motivación, la gratificación se deriva directamente de la actividad misma y no tanto de sus derivaciones o resultados.

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