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Uno de los problemas más frecuentes en el mundo escolar es el Déficit de atención, que junto con la dislexia y la hiperactividad aparecen como causantes principales de fracaso escolar y problemas de conducta.
Estadísticamente existe entre un 3-7% de niños con este síndrome a nivel mundial; pero la intensidad de sus manifestaciones y la repercusión social negativa que genera, obliga a tener un conocimiento de las causas y diferentes intervenciones educativas.
No existe una causa sola del Déficit de atención sino que ésta es el resultado de una variedad de mecanismos causales. Los principales estudios apuntan a los factores neurobiológicos y hereditarios, así como ingredientes químicos (exposición al plomo o tabaco, consumo de ciertos aditivos químicos refinados) sin llegar a conclusiones irrefutables; estos factores incrementan o reducen su impacto por los elementos ambientales como la tensión familiar abrumadora, falta de límites protectores (disciplina), sobre-estimulación sensorial, escaso aprendizaje para la tolerancia ante el esfuerzo y la frustración. En el área cognitiva, el filtro de atención que antecede al proceso intelectual de la captación de información es deficiente, por lo que los datos percibidos son incompletos, distorsionados y, por lo tanto, la mente genera un conocimiento frágil y precario. Un proceso de captación proveniente de un déficit de atención es irregular, discontinuo, impulsivo (actúa antes de pensar) y parcial. Esta deficiencia cognitiva básica afecta lógicamente el proceso de memorización de detalles y de información sistemática; por esta razón, también la memoria es afectada por el déficit de atención.
El DSM-IV (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, de la Asociación Americana de Psiquiatría), considerado como la referencia de mayor reconocimiento mundial, establece los siguientes síntomas de un Déficit de Atención:
Fracaso para mantener la atención a detalles o cometer errores evidentes en tareas escolares, trabajo y otras actividades.
Dificultad frecuente para mantener la atención en tareas o actividades lúdicas.
Frecuentemente parece no escuchar cuando se le habla directamente.
Frecuentemente no sigue instrucciones o fracasa en la finalización de tareas escolares o de trabajo (no debidas a conductas de oposición o dificultad en la comprensión de las instrucciones).
Dificultad frecuente para organizar sus trabajos y actividades.
Evasión o disgusto frecuente para involucrarse en tareas que requieren esfuerzo mental sostenido (como el trabajo escolar).
Pérdida frecuente de cosas necesarias para realizar tareas o actividades (por ejemplo, juguetes, agendas, lápices, libros o herramientas)
Fácil y frecuente distracción por estímulos extraños a la tarea.
Olvido frecuente en actividades cotidianas.
Se ha observado que, al llegar a la adolescencia la frecuencia e intensidad de los síntomas del déficit de atención declinan.
El déficit de atención puede ser estructural o funcional. El primero es el déficit real y requiere de una atención multifuncional muy sistemática y coherente. El déficit funcional obedece sólo a causas ambientales y no tiene el componente orgánico. Con frecuencia los dos tienen manifestaciones y síntomas similares, pero requieren una intervención muy diferente.
El déficit de atención estructural normalmente es tratado por un médico que suele recetar medicamentos que incrementan el estado de alerta del sistema nervioso central; los más comunes son metilfedinatos como el Ritalin, Concerta o Metadato que se prescriben al 80% de los niños con déficit de atención. Los componentes de los metilfedinatos tienen una semejanza estructural con ciertos neurotransmisores (dopamina) y por eso sus efectos se advierten en un incremento de la atención, reducción de la impulsividad y control de la conducta. Las estadísticas revelan que suele haber un 75% de buenos resultados del medicamento en niños con este problema.
Es necesario hacer notar que el medicamento no “cura” el déficit de atención y, por lo tanto, son necesarias otras intervenciones educativas por parte de padres y maestros.
El déficit de atención funcional no tiene base orgánica y se debe a deficientes intervenciones educativas en el hogar: laxitud en la disciplina, presencia de situaciones abrumadoramente estresantes en el hogar, sobre-estimulación ambiental (exceso de ruido, presencia masiva de diversiones de pantalla), alimentación cargada de carbohidratos refinados o conservadores, alergias neurológicas (reacciones fallidas del sistema inmunológico) con repercusiones en el cerebro, que controla conductas, aprendizajes y estados de ánimo.
En este segundo caso, la intervención debe orientarse a la modificación de conducta y a la promoción de ambientes relajantes que permitan al niño funcionar con mayor equilibrio.
En cuanto a los resultados académicos también tendríamos que distinguir entre déficit de resultados académicos y déficit de habilidades académicas. Muchos niños con déficit de atención (dos terceras partes) no tienen problema con los resultados académicos, pero sí en la impulsividad, dificultad para seguir instrucciones y terminar tareas. En cambio, cuando hay déficit en habilidades académicas, será muy frecuente que los resultados serán escasos y logrados con mucha inversión de tiempo y/o esfuerzo. Se dan casos también en que los dos déficits confluyen, dando por resultado un perfil sumamente difícil de atender por la complejidad. Las intervenciones sugeridas dependerán de un diagnóstico adecuado, pues son muy diferentes las necesidades. En todos los casos, es necesaria una intervención coherente y consistente entre familia y escuela para un buen pronóstico.
La intervención escolar para remediar el déficit de atención debe centrarse en la formación de habilidades para el aprendizaje. La plataforma Habilmind propone diferentes diagnósticos que pueden facilitar el trabajo educativo en este problema.
El trabajo con las unidades de información ayuda a que el alumno se centre en detalles, detecte diferencias o semejanzas y memorice tales detalles en forma sistemática. En nuestro modelo de diagnóstico y atención, se trabaja en: CUF, MUF, EUF, como habilidades necesarias para incrementar la concentración.
CUF: Captación Visual Para que el alumno pueda leer con comodidad y obtener satisfacción en la lectura, es necesario que obtenga, por lo menos, puntaje promedio. Si el CUF es bajo, pude sentir incomodidad, cansancio y su lectura puede ser lenta. Existen varias habilidades visuales que se deben aprender ya que no sólo la salud visual afecta el aprendizaje de la lectura. En el diagnóstico aparece una gráfica que refleja el estado de todas las habilidades que afectan la visión. Igualmente, en la plataforma existe un módulo especializado para esta área. MUF: Memoria periférica incidental o Memoria de detalles La memoria es esencial para la lectura avanzada: interviene en el cuidado de los detalles (atención y concentración periférica); por lo mismo, muchas actividades del aprendizaje dependen de esta habilidad. EUF: Discriminación visual La habilidad para discriminar semejanzas y diferencias repercute en la ortografía y en el empleo adecuado de las secuencias dependientes de detalles. Si el MUSv es bajo, los problemas serán más agudos.
En el área socio-emocional, el test de "Tendencias personales", que se aplica a partir de 4º de Primaria, diagnostica el estilo de atención, la tolerancia ante el esfuerzo y la frustración como factores necesarios para revertir el déficit de atención.
Lectura recomendada: “ADHD in the schools” de George J. DuPaul y Gary Stoner. Ed. Guilford.
Muchos síntomas de falta de atención se deben a factores disciplinarios y a la sobre-estimulación a la que están sometidos los niños por la presencia masiva de imágenes en un ambiente de estrés generalizado por los adultos. En ese sentido Habilmind dispone de la prueba de "Estilos de Aprendizaje" en la que se mide el "foco de atención", descrito de la siguiente manera: " Es la preferencia neurológica para invertir y dirigir la energía intelectual en forma convergente o divergente, con estructura o con flexibilidad".
En la atención existe dos áreas importantes :
El campo de atención que incluye todos los estímulos internos (hambre, temperatura, comodidad, posibles dolores...) y los estímulos externos (sonidos, imágenes, sobre todo). Todos estos estímulos compiten por lograr ser el centro de atención y descartar a los demás. La madurez neurológica y la educación van formando un filtro para seleccionar adecuadamente la atención a ciertos estímulos y colocarlos en el foco.
El foco de atención que es la elección de un estímulo, sobre todos para dedicarle la energía intelectual y emocional disponible. En la medida en que el foco es más potente, los estímulos que quedan en el campo se debilitan considerablemente, al grado que casi desaparecen de nuestra conciencia.
El foco de atención juega un papel importante en el aprendizaje porque establece las características concretas del ambiente externo para la efectividad en el manejo de la información.
La atención funciona como un filtro intelectual de la inmensa cantidad de información que nos rodea, la cual compite para ser captada por nuestro cerebro. Sigue procesos naturales de selección y organización de todos los datos según prioridades personales, establecidas en forma inconsciente.
La mecánica selectiva de la atención estructura la información de forma diferente mediante el rechazo de algunos datos y el énfasis en otros.
La organización de los datos también depende de la importancia concedida a los múltiples detalles o a la esencia de un mensaje informativo; la prioridad que realiza el filtro de atención permite que el cerebro capte una multitud de datos en forma simultánea, sin importar el orden; o bien, por otro lado, se centra en un dato por vez para ser ordenado, jerarquizado y procesado gradualmente.
Por otro lado, en la misma prueba medimos la "tolerancia ante el esfuerzo y la frustración", definida como: El estilo de aprendizaje también contiene ingredientes emocionales como la tolerancia ante el esfuerzo y la frustración. Este mecanismo forma parte de la inteligencia emocional que apoya o deteriora el aprendizaje desde su interior más poderoso. La actitud maestra para formar hábitos positivos es la dilación de la gratificación y la capacidad para enfrentar dificultades o problemas.
El aprendizaje es un hábito y no depende de acciones aisladas o esporádicas; por esta razón es importante verificar el estado actual de la tolerancia ante el esfuerzo y la frustración a fin de atender adecuadamente este rasgo personal. La autodisciplina y la autogestión son las derivaciones naturales de esta tendencia que no sólo repercute en el trabajo académico sino en todas las acciones que sustentan el desarrollo armónico del ser humano.
Y la "motivación": Otro factor emocional del estilo de aprendizaje es la motivación que, junto con la tolerancia ante el esfuerzo y la frustración, logra que todos los componentes intelectuales positivos se intensifiquen y enriquezcan.
La motivación es un móvil personal de acción; cuando el origen está en razones personales y no dependiente de premios o castigos, sino de la gratificación derivada de la misma acción, la motivación es intrínseca. Por el contrario, si el móvil de acción depende de la búsqueda de una gratificación fuera de la misma actividad y se orienta al logro de un premio o la evasión de un castigo, es una motivación extrínseca.
La motivación en el aprendizaje depende primero de que las habilidades para el aprendizaje estén aseguradas pues uno de los mayores abastecedores de la motivación es el éxito y éste depende de las herramientas intelectuales de alto nivel que propicien el logro en el aprendizaje.
El ingrediente emocional de la motivación es aportado por la autogestión, la disciplina sistemática y una visión positiva de futuro.
En cuanto a los factores cognitivos que inciden en la atención están la captación y la memoria. La atención puede ser visual o auditiva; por esta razón tendríamos que detectar en cuál de las dos existe el problema
La captación de la información es el primer proceso que realiza la mente para adquirir los datos necesarios y convertirlos en conocimiento. Aristóteles decía que "todo conocimiento empieza por los sentidos"; esta afirmación describe que la inteligencia humana necesita el aporte de datos por parte de cualquiera de los sentidos, sobre todo la vista.
Además del ingreso visual o auditivo de la información, el aprendizaje académico depende mucho de la palabra; el vocabulario es uno de los ingredientes para captar la información de manera completa, clara y precisa.
En la captación de información interviene de manera determinante el ritmo de vida: los alumnos con ritmo de vida lento requieren de más explicaciones y mayor tiempo para alimentar su mente con los datos que serán transformados en conocimiento. Una vez que aprenden, suelen tener profundidad y consistencia. Los alumnos de ritmo rápido dan la sensación de brillantez, aunque su aprendizaje puede ser superficial y propenso a la dispersión.
Las habilidades específicas de la captación son las siguientes:
Clasificación y orden mental (CCF)
Primer nivel de lectura comprensiva (CRM)
Manejo de hipótesis o teorías (CRS)
Orientación espacial (CSF)
Seguimiento de instrucciones e información extensa (CSM)
Captación de los hechos numéricos (CSS)
Perspectiva espacial (CTF)
Captación visual (CUF)
Vocabulario (CUM)
La memorización de la información es el segundo paso en el procesamiento de la información; la memoria es el "banco de datos" del conocimiento; después de haber capturado los elementos necesarios para la inteligencia, éstos se guardan en la memoria.
El adecuado almacenamiento de información depende de la atención y de la clasificación de los datos. La mente normalmente no tiene problemas de almacenamiento sino de evocación: si los datos se han captado mal o se han clasificado deficientemente, la evocación resulta inadecuada.
La tensión también es un enemigo natural de la memoria, por eso el nerviosismo puede bloquear totalmente la memoria y dejarla en blanco. La relajación, por el contrario, genera un ambiente propicio para el funcionamiento de la memoria.
Las habilidades relacionadas con la Memoria de la Información son las siguientes:
Memoria lógica (MIS)
Memoria de secuencias auditivas (MSSa)
Memoria periférica incidental (MUF)
Memoria y atención auditiva (MUSa)
Memoria y atención visual (MUSv)
Habilmind puede ayudar y complementar un diagnóstico de déficit de atención a través de varias de las pruebas disponibles. Por un lado la prueba de "Tendencias personales", que mediría el foco de atención, la tolerancia ante el esfuerzo y la frustración, así como la motivación, y por otro lado la prueba de "Habilidades del Aprendizaje" en la parte cognitiva referente a la captación y memorización de la información, siendo medidas 14 habilidades específicas relacionadas.